El mundo actual está evolucionando, especialmente en negocios y economía. Una de las tendencias más destacadas en los últimos años es el concepto de nearshoring, que consiste en la reubicación estratégica de operaciones industriales a países cercanos para reducir costos operativos, ganar proximidad a los principales mercados de consumo y lograr mayor eficiencia en los procesos productivos.
El nearshoring se ha convertido en una oportunidad significativa para México, pues el país cuenta con múltiples elementos que lo han posicionado como un destino
atractivo para la inversión, como su ubicación geográfica, la proximidad a Estados Unidos, 14 tratados de libre comercio (incluyendo el T-MEC), costos laborales
competitivos y un marco legal alineado a estándares internacionales. Además, ofrece incentivos fiscales y no fiscales en sectores clave, aumentando así su atractivo para la relocalización de empresas.
Los impactos del nearshoring han sido notables, incluyendo un aumento en la Inversión Extranjera Directa, especialmente en el sector manufacturero. Se proyecta un potencial crecimiento económico adicional en el corto y mediano plazo, impulsando la competitividad local, la transferencia tecnológica y la creación de empleos.